Había
un gorrión minúsculo que, cuando retumbaba el trueno de la tormenta, se tumbaba
en el suelo y levantaba sus patitas hacia el cielo. -¿Por qué haces eso? -le
preguntó un zorro.
-¡Para
proteger a la tierra, que contiene muchos seres vivos! -contestó el gorrión-.
Si por desgracia el cielo cayese de repente, ¿te das cuenta de lo que
ocurriría? Por eso levanto mis patas para sostenerlo
-¿Con
tus enclenques patitas quieres sostener el inmenso cielo? -preguntó el zorro.
-Aquí
abajo cada uno tiene su cielo -dijo el gorrión-. Vete… tú no lo puedes
comprender…
Con cien cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín:
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín:
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa
y allá a su frente Stambul.
ESCENA I
(Llamando a la puerta)
Mayordomo: Mi señor, mi
señor, despertad
Señor:
(Abre la puerta) ¿Qué ocurre? ¿Por
qué me despertáis?
Criado:
Es vuestro hijo señor, ha vuelto a entrarle la locura y
habla de una manera muy extraña.
Señor:
Traedlo aquí. (Sale el criado)
Pobre hijo mío, desde que Altisidora le
rechazó se ha dedicado a leer libros y del mucho leer y poco dormir se le ha
trastornado el seso.
(Entran
dos criados con el hijo)
Señor:
¿Qué os ocurre Sancho, hijo mío?
Sancho:
Ser o no ser esta es la cuestión.
Señor:
¿Cómo?