Se restará 0,5 puntos por falta de ortografía.
La jirafa
Aquella
jirafa salvaje nunca se estaba quieta, no había manera de sujetarla y había que
vigilarla constantemente. Además, comía mucho: hojita a hojita al cabo del día ingería
varios kilos de vegetales. De hecho, en el zoo ya habían inventado un artilugio
para dosificarle las ingestas.
Semejante animal, con sus costumbres asalvajadas,
era, sin embargo, la delicia de todos. Y es que tenía buen humor, de veras, a veces
parecía que se carcajeaba mientras se protegía del sol bajo un árbol.
Aunque no
era alérgica, tenía la pobre una salud delicada y siempre andaba con problemas de
faringe. Algunos dicen que uno de los cuidadores llegó a tejerle una bufanda
para el invierno... Desde luego, era un prodigio de la zoología.
* Carcajear: reír a carcajadas.
* Carcajear: reír a carcajadas.